Fútbol este Domingo

Con un sentimiento de estupor que lindaba con el infinito, me percaté de la expectativa que había generado el encuentro de fútbol entre Perú y Brasil... Con mucho pesar además, pude comprobar las gigantescas colas que se formaron en los centros de abasto de entradas... Bueno, tampoco es que Brasil venga todos los días al Perú, con todas sus estrellas y a jugar un partido oficial... para ser enteramente sincero, esto último me reconfortó un poco.

De todas formas, como bien es sabido, cada vez que ha llegado al Perú un equipo de esa magnitud, los correligionarios de ese deporte -que tantas penas y amarguras nos ha causado en las últimas décadas-, vuelven a ser testigos presenciales "in situ" de una realidad a la que tan masoquistamente no nos atrevemos a enfrentar... Como es natural en este tipo de situaciones, siempre nos amordazan el cerebro comentarios como el: "Brasil nos sacará la mierda", "hay que buscarle un empate al menos", "Ojala no nos goleen"; pero esta vez existe una diferencia: en tiempos pasados (yo diría casi remotos), muy en el fondo aquellos comentarios tenían un hálito de esperanza, un tufillo a quimera, a poseer por mas pequeñita que fuera, la ilusión de poder ganarle a Scratch... acá: en casa; esta vez la gente parece ser mas realista o en todo caso parece haber pisado tierra, y es que por mas que muchos digan que tenemos grandes jugadores, a los Farfan, a los Pizarro, a los Guerrero o incluso a los Vargas, todos sabemos de manera confesa y exprofesa de que, lo que realmente iremos a ver al estadio es: a la magia de Brasil...